Cuando sientes que tu marca ya no transmite los valores de tu empresa, que el packaging de tu producto no es lo suficientemente atractivo o que tus colores corporativos ya no te representan…

La solución está clara: ‘rebranding’.

Antes de empezar a hablar sobre el rebranding, ¿tienes claro lo que es el Branding?

Este concepto considera el proceso de construcción de una marca. Asimismo, el rebranding se trata de una estrategia de branding, por el cual se realiza el cambio de algún elemento significativo de una marca.

Por tanto, entendemos por rebranding el proceso de cambio por el que pasa una marca o negocio, ya sea en su logotipo, tipografía, packaging, identidad corporativa e incluso valores empresariales.

La mayoría de las marcas hacen rebranding a lo largo de su trayectoria, con cambios más o menos significativos, pero con el fin de evolucionar. El objetivo siempre es cambiar la percepción e imagen de su público, buscando la diferenciación frente a la competencia y la relevancia entre otras marcas.

Como hemos mencionado anteriormente, el rebranding se puede dar de muchas maneras. ¡Vamos a conocer algunas de ellas!

Este es el caso más común, donde el rebranding se hace directamente en el logo de la marca. En la actualidad, son muchas las marcas que han cambiado su logo a lo largo de su historia (algunas más de una vez). Podemos comprobarlo en Burger King, el cual ha rediseñado su marca más de 20 años después.

El restyling consiste en  realizar un cambio de imagen sobre todos los elementos tangibles de la marca: aquellos que se relacionan con la marca gráfica y sus versiones, la tipografía, los colores y la aplicación de éstos a los soportes publicitarios on y offline.

Es el caso de Correos, que hace unos años modificó su isotipo con unos pequeños cambios y se hizo un rebranding aplicado a sus campañas, enfocándose a un público más joven.

El naming consiste en actualizar el nombre de la marca, siendo este uno de los cambios más radicales. A veces el logo puede mantener un diseño similar, por lo que, visualmente, el cambio no es tan brusco. Lo que sí cambia por completo es el recuerdo que tiene el consumidor de la denominación de la marca o negocio.

En estos casos en los que el rebranding es más notorio y queremos posicionar la marca con otro nombre, es ideal realizar una campaña de marketing donde presentemos el nuevo cambio a nuestros clientes potenciales, o en todo caso, a un nuevo target. De forma que expliquemos por qué ha tenido lugar esta transformación y nos acerquemos más a ellos, haciéndoles partícipes de la nueva etapa que ha iniciado la marca.

El ejemplo ideal para este rebranding es el de la marca Vibbo, antes conocida como segundamano.es. Aún con el mismo modelo de negocio, transformó su marca con un concepto mucho más moderno.

El packaging es uno de los elementos más significativos de una marca que vende productos físicos. De hecho, hay marcas que son reconocidas por tener un packaging original y creativo, que se queda en la mente del consumidor para siempre. Este es el motivo por el cual algunos negocios se plantean hacer este tipo de rebranding y darle un toque más personalizado y atractivo a su packaging. 

Inclusive, hay marcas que deciden cambiar su packaging de forma estacional. Es decir, en épocas del año específicas como Navidad, San Valentín o Halloween, lanzan un packaging nuevo. Esto le da un valor diferencial a la marca y hace que los consumidores se interesen por ella, al ser ediciones especiales y únicas.

El hecho de plantearse realizar un rebranding de tu marca, puede deberse a muchos factores. Lo primero es centrarte en tu estrategia de marketing, para determinar a qué público te diriges, qué tipo de comunicación vas a llevar a cabo, cuáles son tus valores y tus objetivos, y cómo quieres posicionarte en la mente de tu consumidor. 

En base a esto, puede llegar un punto en el ciclo de vida de tu empresa que tu target haya cambiado o se haya ampliado, tus valores sean otros o quieras conseguir una posición diferente de cara a tu público. Ese es el momento en el que aparece el rebranding.

Entonces, ¿cuál es el momento en que debes plantearte esta estrategia?

Existen mercados donde las empresas parecen muy similares unas de otras, por lo que puede darse el caso de que quieras diferenciar tu marca de tus competidores, o busques una diferenciación general en tu sector. Puede haber muchos motivos; que tu marca no destaque, que sea similar a otras, que busques más reconocimiento, que quieras hacer visibles tus valores, etc. Sea lo que sea, tu marca necesita un cambio notable.

Lo ideal es buscar un posicionamiento que te ayude a diferenciarte de los demás y aportar un valor diferencial a tu cliente. Por ejemplo, ser sostenible, tener las últimas tendencias en innovación o tecnología, un diseño más atractivo o un mejor servicio post-venta. En resumen, pregúntate ‘qué es lo que le importa a tu cliente’ dentro de tu sector.

Este motivo puede estar relacionado con el anterior, pero a lo que nos vamos a referir en este caso es a la mala imagen que pueden llegar a tener algunas marcas y negocios.

Cuando una marca ha hecho algo mal, su valor disminuye y repercute en una imagen negativa hacia los consumidores. En estos casos, lo recomendable no es sólo cambiar la imagen de la marca, sino también su estrategia y forma de actuar. De nada sirve renovarte visualmente si luego no demuestras el cambio a tus clientes.

Es el caso de McDonald ‘s, que tuvo que cambiar su identidad corporativa para pasar de una posición de ‘comida basura’ a una imagen de comida más ‘sana’. Lo consiguió cambiando el color rojo que le caracterizaba por el verde, representando una imagen más saludable y eco-friendly.

Con el paso del tiempo, muchos negocios se plantean dirigir su producto o servicio a otro público diferente, o incluso aumentar ese público abarcando más segmentos de mercado. Esta situación se puede dar porque el target no esté bien definido, o bien porque quieras mantener la relevancia de tu marca adentrándote en nuevos segmentos y nichos de mercado.

En el primer caso, sería necesario hacer rebranding para dirigir la nueva identidad de marca al nuevo público. Y en el segundo caso, es posible que el rebranding mejore el posicionamiento de tu marca al dirigirte a otro segmento, si cambias de país por ejemplo.

Cabe mencionar el caso de Merkamueble, que para acercarse a un público más joven, como lo estaba haciendo su competidor IKEA, tuvo que remodelar su logotipo con una tipología más clara y juvenil.

En cualquier momento pueden darse cambios o situaciones que no estaban previstas, tanto en el mercado o sector al que pertenezca tu empresa, como en el mundo en general. Lo hemos visto, por ejemplo, con la pandemia de 2020 o la crisis económica. Estas situaciones pueden afectar al negocio de cierta forma, que tenga que plantearse hacer cambios en su marca, lo que suele venir acompañado de una estrategia de rebranding.

El proceso de rebranding no es nada fácil. Puedes tener muy claro qué quieres transmitir, pero lo difícil es saber cómo hacerlo. Como hemos mencionado antes, es un proceso que implica un cambio en la percepción del consumidor hacia nuestra marca, por lo que se debe hacer con cautela y teniendo muy en cuenta la estrategia de marketing de la marca o negocio en cuestión.

Lo que sí está claro es que los cambios en ocasiones son buenos y necesarios, por tanto, si crees que necesitas darle una vuelta a tu marca, ¡es el momento!